Alta exigencia con
la tecnología de carga
Cuando la
mercancía llega a los almacenes de HAVI, sus empleados la verifican, registran,
almacenan provisionalmente y la preparan para su subsiguiente transporte. Para
poder realizar esta rotación de mercancía, HAVI utiliza vehículos industriales
eléctricos. La flota está compuesta por vehículos de diferentes fabricantes,
como Linde y Jungheinrich, y no para de crecer según pasan los años. Lo mismo
ocurre con las baterías: entre sus fabricantes figuran Banner o Hawker, algunas
se cargan internamente y otras externamente. Antes, HAVI utilizaba cargadores
con transformador de 50 hercios en ambos almacenes, en Korneuburg y Vomp.
"Con esta tecnología se derrochaba muchísima energía", recuerda
Riedel. "Además, los equipos eran demasiado grandes y ocupaban mucho
espacio". Antes incluso de terminar el tercer almacén en Großebersdorf,
HAVI optó por sustituir la anticuada infraestructura de carga. "Las
exigencias técnicas eran muy altas. Aparte de los diferentes fabricantes y
exigencias de rendimiento, se estaban empleando múltiples generaciones de
batería", comenta Janoschek. "Queríamos lograr un grado de
utilización del parque de baterías uniforme y, a la vez, instalar una
tecnología de carga eficiente y fiable que fuera apropiada para todas nuestras baterías y compatible con nuestros objetivos de
sostenibilidad", añade Christoph Riedel.
Además,
a la ecuación había que sumarle otro reto: las diferentes zonas de temperatura
en las que se utilizan las carretillas elevadoras. "Los equipos
y las baterías de cambio tenían que funcionar perfectamente incluso en la zona
de congelación, con temperaturas de menos de 20 grados centígrados",
explica Riedel con expectación.